El municipio de Almaraz de Duero, situado en las estribaciones occidentales de la comarca de Tierra del Pan, en una pequeña meseta que asoma a los Arribes del Duero, se encuentra al suroeste de la provincia de Zamora, a 17 kilómetros de la capital. Su nombre, de origen árabe, significa tierra labrada, lo que coincide con sus tradicionales cultivos de cereales.
Este pequeño pueblo, dividido en dos por las aguas del Arroyo del Molino, cuenta con una población de 408 habitantes, que dedican su tiempo a la agricultura, la ganadería y al sector servicios. Posee una amplia superficie de terreno destinada a los cultivos de secano, destacando aquellos dedicados a la cebada y el trigo, aunque también existen explotaciones de vid y algunas choperas. En cuanto a la actividad ganadera, esta se había ido perdiendo con el tiempo ante la falta de personas interesadas en realizarla; por ello, el Ayuntamiento ha asumido la titularidad de una explotación agropecuaria de vacuno, con el objetivo de recuperar este tipo de ganadería.
Almaraz de Duero y sus alrededores han estado poblados desde la más remota antigüedad, como lo atestigua el santuario rupestre de San Pelayo, asentamiento que sirvió como lugar sagrado en época prehistórica y que contiene interesantes marcas zoomorfas talladas en la roca, así como cenotes y otros vestigios. Asimismo, parece ser que hubo un poblado prerromano en el paraje denominado El Castillo, probablemente vacceo, ya que son varios los restos de cerámicas y utensilios que se han encontrado. Este castro fue romanizado con posterioridad, ya que también se han hallado algunos vestigios romanos, entre los que se encuentran algunas estelas, monedas y cerámicas. Los romanos fueron los primeros en explotar ampliamente los diversos yacimientos de estaño presentes en la localidad, de los que aún perduran testimonios visibles. Los diversos restos encontrados atestiguan que el actual emplazamiento del pueblo coincide en buena medida con los asentamientos antiguos, previos a la Reconquista, situados en diversos parajes, como La Cadilla, El Tesoro, La Pedrera, Los Ochavos y Santa Cecilia, así como los ya mencionados de El Castillo y San Pelayo.
No tenemos restos que nos dejen constancia de la invasión musulmana por estas tierras, aunque a la lengua árabe le debemos el nombre del pueblo. No obstante, es, tras la Reconquista de finales del siglo X, cuando comienza la historia de Almaraz, que pasa a formar parte del reino asturleonés. Sin embargo, es esta una época de grandes avatares y conflictos, sin todavía unos núcleos de población sólidos, razón por la que el primer documento que hace referencia al pueblo es del año 1174. Un año más tarde, se otorga el Fuero de Almaraz, en el que se asientan una serie de derechos y deberes para los habitantes del pueblo. Posteriormente, la localidad pasa de ser de dominio eclesiástico por un cambio realizado entre la monarquía leonesa y la iglesia zamorana, así que, a comienzos del siglo XIII, el obispo de Zamora concede nuevo fuero a los vecinos de Almaraz. El resto de la Edad Media pasa lentamente por estas tierras de campesinado pobre, alejadas de los núcleos de poder y por lo tanto aisladas de los avatares de esta época.
A partir del siglo XVI, tenemos abundante información sobre la localidad, gracias sobre todo a los libros de fábrica de la iglesia, los pleitos de la Real Chancillería, etc. Todos estos documentos nos aportan interesantes datos, pero es en el siglo XVIII, gracias al Catastro de Ensenada, cuando encontramos una completísima información sobre Almaraz. Sabemos, gracias a este, que el pueblo tenía varios molinos, telares, conventos y religiosos de Zamora y una cabaña ganadera de las mayores de la provincia.
A finales del siglo XIX, varias empresas inglesas y alemanas comenzaron a explotar las minas de estaño, reflejo de ello son las ruinas de las casas que los mineros construyeron en las proximidades de las orillas del río. Años después se construyó el Salto del Porvenir, en el término de San Román, hecho que propició que la electricidad llegara a Almaraz antes que a otras zonas de la provincia. Con la creación de las actuales provincias en 1833, la localidad quedó integrada en la provincia de Zamora, dentro de la Región Leonesa, hasta que pasó a formar parte de Castilla y León.