Castrillo de la Guareña es un municipio de la provincia de Zamora, ubicado en la comarca de la Guareña. Se encuentra en el este de la provincia, a 56 km. de la capital, y limita con las provincias de Salamanca y Valladolid. Su etimología es sencilla, ya que hace referencia a un castro pequeño, siendo el diminutivo de la palabra castro, acompañado del topónimo de la zona.
Este pequeño pueblo, rodeado de bellos paisajes, cuenta con una población de unos 120 habitantes, que dedican su tiempo a labrar los cercanos campos de cultivo y a alimentar a su ganado con el pasto forrajero que crece por sus tierras. Destacan las explotaciones de cereales, remolacha, maíz, garbanzos o espárragos; a las que se suma una ganadería eminentemente ovina, siendo muy minoritaria la de vacuno y casi nula la de porcino. Es también zona de bodegas, de afición a la pesca y a la caza con galgos y de cría de caballos.
El poblamiento de Castrillo de la Guareña data de muy antiguo y así lo constatan los restos encontrados en el yacimiento de Cuesta el Pico, fechado en la Primera Edad de Hierro. También, varios son los lugares que evidencian el poblamiento de Castrillo en época romana: los pagos de El Retamal o la Tierra de la Encina son un ejemplo, así como la margen derecha del río Guareña, donde se han encontrado evidencias de un despoblado romano y restos de un viejo puente.
No obstante, la historia documentada nos lleva hasta el siglo XII, ya que, en el año 1154, la reina Urraca cedió la zona de la Guareña a la Orden de San Juan. De este siglo era el castillo situado al oeste del pueblo, que ya en época de Madoz estaba en ruinas, pues fue incendiado pocos días antes de la batalla de Arapiles, durante las escaramuzas de Cañizal.
Castrillo fue una de las localidades integradas en la provincia de Toro, en la que se mantuvo hasta la desaparición de esta, a comienzos del siglo XIX. Con la creación de las actuales provincias en 1833, el pueblo quedó encuadrado en la provincia de Zamora, dentro de la Región Leonesa.