La Iglesia de San Salvador domina desde lo alto el casco urbano del pueblo. Es del siglo XVIII, aunque ha sufrido reformas a lo largo del tiempo, la última a mediados del siglo XX. Es de una sola nave, con cabecera recta, y está realizada con sillares de granito bien escuadrados. Su nave se cubre con bóveda de cañón, mientras que la cabecera, separada de esta por arco triunfal, lo hace con artesonado de madera.
Destaca su notable espadaña-campanario, a la que se accede por una escalera exterior en su parte izquierda. Esta es de dos cuerpos: el primero contiene dos vanos para cobijar las campanas y el segundo, un pequeño frontón con óculo, decoración de bolas y remate en cruz. La portada de la iglesia tiene una entrada realzada con un arco de medio punto, que descansa sobre unas ménsulas que imitan a sendos capiteles.
Alrededor del templo, ocupando los angostos espacios del atrio y protegido por altas paredes, se ubica el antiguo cementerio, en uso hasta alrededor de 1998. Cada enterramiento está marcado con una gruesa losa de granito y entre todas forman un conjunto sorprendente.