La gastronomía de Vezmarbán incluye alimentos procedentes tanto de las huertas y cultivos de la zona, entre los que se incluyen los ajos, las legumbres o el aceite de oliva, como de su ganadería, con deliciosas carnes: de ternera, pollo de corral, lechazo, cabrito, conejo o perdiz; así como productos típicos de las matanzas tradicionales que aún se siguen celebrando.
Entre los platos habituales, destacan el cocido, contundente y completo, y la sabrosa y humilde sopa de ajo. Asimismo, son imprescindibles, en primer lugar, el pan, producto básico en estas tierras, el cremoso queso de leche de oveja y los sabrosos embutidos.
El punto de dulzor lo ponen, el famosísimo chocolate de Vezdemarbán, acompañado por churros y porras, y los dulces tradicionales, que se elaboran en función de la época del año en la que estemos. Normalmente, al acercarse los Carnavales o la Semana Santa, es tradición acudir al horno del pueblo a elaborar dulces como el bollo marbano, el bollo de hoja, magdalenas, bollos coscarones, pastas, roscas de anís, mazapanes, etc. Los panaderos del pueblo tienen por costumbre mantener el calor en el horno en unos días concretos del mes para que los vecinos del pueblo puedan elaborar sus propios productos caseros.
A todo esto, hay que añadirle los excelentes vinos de la zona. Vezdemarbán no ha sido un municipio de gran actividad vinícola, aunque en sus años dorados si llegó a producir, tanto vino clarete como tinto, para degustar en sus tascas y cantinas. Aun así, las rejillas de ventilación de las bodegas, que se ven en las fachadas de algunas casas, manifiestan el grado actividad que hubo en épocas pasadas, a nivel particular, elaborándose vino para consumo propio.
Aunque es una práctica poco habitual, algunos de los vecinos siguen elaborando sus vinos de forma artesanal en las bodegas particulares. Sin duda, se trata de una producción muy limitada, donde prima la calidad frente a la cantidad, obteniéndose vinos de aromas profundos pero suaves, ideales para acompañar cualquier plato.