Pozo de Los HumosUno de los grandes atractivos del municipio es su entono. Cualquier camino te lleva hacia paisajes fuertes y espectaculares, ondulados y cálidos, a veces transformados por el hombre. Sus tierras están configuradas por los agentes erosivos, siendo dos los ámbitos geográficos los que nos encontramos en su término: el de penillanura, más bien plano y dedicado fundamentalmente a la actividad ganadera, y el de ribera, compuesto por tierras ondulantes, amenazantes farallones e impetuosos desniveles, cascadas y saltos de agua. En este último destacan las terrazas fluviales, realizadas en época medieval y aprovechadas para el cultivo.

La climatología del lugar se caracteriza por la dualidad, con notables diferencias entre la zona arribeña y la penillanura. El clima mediterráneo continentalizado de los campos adehesados, con cálidos veranos y fríos inviernos, choca con ese microclima mediterráneo de ribera, donde las heladas son inexistentes y tanto veranos como inviernos están suavemente atemperados.

La vegetación también se vale de esa dualidad. En las terrazas arribeñas destacan los árboles frutales: naranjos, limoneros, cerezos, manzanos, almendros e higueras, además de olivos y viñedos. No obstante, cuando el roquedo y el relieve impiden el laboreo, la vegetación es generalmente de matorrales, predominando madroños, escobas, enebros, tomillos, cornicabras y piornos. En las riberas y zonas cercanas a ellas, encontramos sauces, fresnos y zarzamoras. Y en la penillanura contemplamos robles melojos, encinas, alcornoques y quejigos. Aunque este es el paisaje natural de estas tierras, su existencia ha sido modificada por las labores agrícolas propias de los cultivos de secano y por la creación de pastizales ganaderos.

Al encontrarse en pleno Parque Natural, Zona de Protección para las Aves y, en especial, de la cigüeña negra, la diversidad faunística es excepcional. El clima peculiar de los valles y sus inaccesibles cañones proporcionan el adecuado refugio y tranquilidad de los animales salvajes. Entre la avifauna destaca la mencionada cigüeña negra, el buitre leonado, águilas perdigueras o reales, alimoches, búhos reales, halcones, perdices, palomas torcaces o ruiseñores. En cuanto a los mamíferos, están el zorro, el jabalí, la nutria, el conejo, la liebre, el corzo, el gato montés y la musaraña. También vemos lagartos, lagartijas, culebras, salamandras, ranas, tritones y sapos y gran variedad de peces, entre los que destacan las carpas, las bogas, los barbos, los lucios, las tencas, los cangrejos y las anguilas. Muchas de estas especies están protegidas y algunas de ellas en peligro de extinción.

Vista de Los ArribesEl Duero es el padre acogedor de las aguas de Pereña. Aprovechó las fracturas del terreno para deslizarse caudalosamente entre los escarpados farallones. Varios arroyos irrigan el término: unos desembocan en este, como el de los Cabrones o el del Cuerno, y otros lo hacen en el río Uces. A ellos debemos sumar un incontable número de regatos que corren durante la jornada de lluvias, acopiando agua para las diversas charcas y fuentes del municipio. De estas últimas, la más importante es la Fuente Santa, manantial cercano a la Ermita de Nuestra Señora del Castillo, que un sediento pastor encontró tras encomendarse a la Virgen.

Todos ellos pueden presumir de tener rincones de ensueño, lugares recónditos para el hombre, donde se han originado formaciones pétreas caprichosas que nos transportan a tiempos mágicos u oníricos: sirvan de ejemplo las cascadas del pozo de los Humos, la senda de Valdollero, el camino de Cabrones o la senda al pozo Airón.

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