TerraDuero está llena de contrastes gracias a la variedad de los territorios que conforman sus comarcas, ninguna de las cuales se parecen entre sí pero que se complementan.
En la Provincia de Zamora: En el Oeste del territorio destacan las comarcas de, Sanabria, Aliste y Sayago y en la otra mitad Este del territorio tenemos las comarcas de Benavente y los Valles, la Tierra de Campos y del Pan y Toro, Guareña y Tierra del Vino.
Sanabria (zona noroeste) acoge un sistema de lagunas y lagos de origen glaciar enclavados entre altas montañas que nos ofrece un paisaje espectacular para disfrutar en cualquier época del año. Con el Lago de Sanabria como bastión, arropado por los pueblos que lo circudan, nos encontramos con una colección de pintorescos municipios colgados de la montaña que ningún visitante debe perderse. No debemos olvidar que nos encontramos e el territorio del lobo que hace que la experiencia de la visita a este territorio sea completa, incluyendo algunos centros de interpretación que nos hablan de este fantástico animal y que incluso nos puede sorprender en nuestras excursiones con su sobrecogedor aullido. En la Alta Sanabria nos encontramos una fabulosa cantidad de nieve durante todo el año.
Aliste (zona Oeste), más ondulada y cubierta de matorrales, donde abundan los bosques de encinas, robles y castaños que dan cobijo a la población de lobos más densa de la Península y que protegen con sus raíces uno de los secretos mejor guardados de Zamora: sus suelos arcillosos que han servido de materia prima para la tradicional cerámica de la zona. El río Aliste atraviesa la comarca y la llena de numerosos afluentes de aguas cristalinas en cuyas riberas se asientan pequeños pueblos pintorescos llenos de encanto y tradiciones ancestrales, convirtiendo la experiencia de pasear por sus calles en un auténtico viaje por el tiempo que el viajero curioso no debe perder la oportunidad de realizar.
Sayago (zona Suroeste), con un paisaje granítico, casi onírico, de formas caprichosas, sobre una tierra llana, delimita al Norte con el río Duero que la separa de Aliste y que, al oeste, en su frontera natural con Portugal, el Duero esculpe un profundo y larguísimo cañón originado por la milenaria erosión del río en una masa granítica, conformando los conocidos Arribes del Duero, en cuyas impresionantes laderas se cobija nuestra fauna más emblemática. Encinares y peñascos se mezclan con cultivos en bancales como el olivo o los frutales, hoy en día casi perdidos pero que nos siguen contando la historia del legado de aquellos agricultores que trabajaban al sol y a la lluvia, al calor y al frío en esas tierras empinadas que acababan en el padre Duero convirtiéndose en vertiginosos cañones.
Los Valles Benaventanos, suaves y ondulados, albergan unas fértiles tierras regadas por los ríos Tera, Orbigo, Eria y el Cea. Cuatro valles dividen estas tierras; por el norte, el de Vidriales, más abajo el de Tera, húmedo y pantanoso, al Sur el de Valverde y al Oeste el del Eria.
El río Cea sirve de límite con la Tierra de Campos y del Pan donde el cereal es el dueño de la llanura atravesada por el rio Valderaduey que en invierno aumenta considerablemente su caudal. Esta comarca acoge importantes Zonas de Especial Protección de Aves, donde miles de aves se dan cita en sus viajes migratorios por lo que se convierte en un lugar idóneo para aquellos que disfrutan de observar en silencio la naturaleza y recrearse en esos vuelos imposibles o en esos relajantes cantos.
Las comarcas del Sureste de Zamora, Toro, Vino y Guareña, tienen como protagonista al rio Guareña que llena esta región de arroyos, y el viñedo se convierte en el principal elemento del paisaje.
En la provincia de Salamanca: Nos encontramos al Oeste La Ribera, La Ramajería, Tierra de Ledesma, Campo de Yeltes y El Rebollar.
La Ribera / Las Arribes presenta un relieve muy accidentado caracterizado por las famosas Arribes del Duero, como un valle, presenta zonas vertiginosas de depresión por donde discurren los ríos, ofreciéndonos paisajes que dejarán boquiabierto incluso al más experimentado viajero, y zonas de penillanura donde suelen estar las poblaciones, existiendo entre ambas zonas grandes desniveles, de tal manera que la única solución para aprovechar este terreno tan empinado, era el cultivo en bancales o terrazas, que al igual que en su vecina Zamora, quedan diseminados por las laderas que se extienden en estos cañones fluviales de los tramos más internacionales del río Duero.
La Ramajería nos ofrece numerosos prados abundantes de vegetación con muchas localidades de pequeña extensión por donde discurren numerosos ríos estacionales, conocidos como riveras y regatos, sobre los que se levantan característicos puentes y molinos.
La Tierra de Ledesma es una comarca tradicional, convirtiéndose en un auténtico museo etnográfico vivo, caracterizada por suaves ondulaciones donde sobresalen algunos cabezos o tesos de curiosas y caprichosas formas y que presenta abundantes bosques de encinas y robles sobre un sustrato granítico, donde no queda lugar para el estrés ni la vida ajetreada de las grandes ciudades. La vida pasa despacio mientras la saboreas, una tierra para sentirla en primera persona.
Campo de Yeltes muestra un paisaje propio del Campo Charro, sus fincas llanas o ligeramente onduladas con encinas y pastos, en las que abundan las charcas y pequeños arroyos fuente de vida en estas tierras, hacen de esta comarca un lugar idóneo para la ganadería, creando la simbiosis perfecta entre hombres y naturaleza.
El Rebollar es una comarca con tal riqueza natural que ha sido declarada espacio natural protegido. Sus grandes bosques de roble rebollo son los más extensos que se conservan en la Península Ibérica regalándonos coloridos paisajes en determinadas épocas del año que hace que puedas enamorarte de ese lugar de ensueño, y en ellos se refugia nuestro lince ibérico en peligro de extinción que puede que nos observe entre la maleza ajeno a nuestros ojos, además de otras especies como la nutria, el buitre negro o la cigüeña negra.