Cuenta la historia que hace mucho tiempo, vivía una mujer muy hermosa llamada Melisa. Desde chiquita Melisa había sido muy celosa. Melisa creció, y se casó con un maravilloso hombre quien era incapaz de herir a nadie. Y tuvo un hijo con él.
En su pueblo, había un hombre de mala fe, mentiroso y mujeriego que se enloquecía por ella. Él la espiaba mientras ella nadaba desnuda en el río. Hasta que ella un día lo descubrió
-¿Qué haces aquí?; ¿espiándome? De ti me lo podía esperar.
A lo que este contestó
- No, yo vine a advertirte, mujer, que tu hombre te estaba cambiando por otra. Tu marido te está traicionando con tu madre,(lo cual era mentira)
Al oír esto palideció, y salió corriendo hacia su casa, al llegar allí encontró a su esposo y a su hijo, llena de celos, prendió fuego a su casa en la cual estaba su esposo y su bebe de 9 meses, desde lejos se escuchaban lo llantos del bebe y los gritos del esposo, pero para cuando llegaron los vecinos era demasiado tarde
Mientras los vecinos se lamentaban, Melisa ya había llegado a casa de su mamá, a la cual le contó lo que había hecho y por qué lo hizo, la madre horrorizada le dijo que ella no la había traicionado. Corrió al patio donde Melisa la atacó con un machete y le dio tres cuchillazos en el vientre, esta antes de morir dijo:
- Yo jamás te mentí, y tú cometiste el peor pecado: matar, pero yo te condeno Sayona
Desde entonces, a los hombres mujeriegos se les aparece una hermosa mujer, quien les pide que le enciendan un cigarro. Pero no lo hagan porque al hacerlo verán su espectral rostro como el de una calavera con blancos y largos cabellos, ojos muy rojos y largos colmillos y si no mueren del susto al ver esta horrenda cara, ella tomará diversas formas hasta producirles un infarto y hacer que se caigan por un barranco.