Moveros es especialmente conocido por su tradición alfarera, hoy casi desaparecida. La pieza más peculiar es un cántaro de boca estrecha y cuello escindido, ancho y globoso; también se fabrican tinajas, botijos y otras piezas de alfarería para agua. La alfarería en Moveros fue un oficio de mujeres, las tradicionalmente llamadas cacharreras, al ser ellas las que mayoritariamente se encargaron de modelar el barro.
En todo caso, la tradición artesana de Moveros no se puede entender sin la participación de hombres y mujeres, complementándose entre sí y, con ello, su precaria economía familiar de subsistencia. En 1850, el Diccionario de Madoz dejó anotado que la alfarería era la industria principal del pueblo. En 1958 se censaron veinticinco alfareras, quedando tan solo diez en 1973. A finales del siglo XX y comienzos del XXI, la actividad alfarera se reducía a un par de familias, los hermanos Pascual: María del Carmen y Francisco, hijos de la alfarera Carmen Prieto Pino.
El barro se extraía de barreros de la zona como los de la vecina localidad de Ceadea o del paraje denominado "El Barrero". Trasladado al pueblo, se extendía sobre la roca de "Peña el Caño" para "orearlo". Antiguamente se usaba el "mayadero" (mazo de madera) para triturarlo, tras lo cual se cernía con la ayuda de una criba de mano para separar el grano fino. Esta primera fase de preparación del barro era generalmente efectuada por los hombres de la familia. Una vez curado, el barro se amasaba mojándolo (sobe) para hacer las bolas o "pellas" que luego se torneaban en la rueda. La rueda de cruces, torno usado por las alfareras de Moveros, con eje de hierro. La artesana trabajaba de rodillas o en cuclillas sobre los talones, moviendo la rueda con la mano izquierda. Era tradicional poner una lastra de pizarra (llamada galga o longa) sobre la rueda del torno, que servía de asiento a la pieza en elaboración. Finalmente, las piezas se secaban al aire, y una vez secas se cocían en hornos rústicos de piedra y adobe. La alfarería de Moveros, al no servir el barro para obra de fuego era exclusivamente alfarería de agua sin vidriado. Las piezas más características han sido tradicionalmente: barrilas, baños pequeños, botijos mecos, candelas, barriles para vino y curiosas cántaras con agujeros en su cuello a modo de colador. La pieza emblemática sigue siendo el cántaro de cuello englobado que le hace inconfundible, compuesto por tres piezas: el "cacho", la "boca" y el "asa de cinta". Los tonos dorados del barro y la elegancia ancestral de las piezas hacen de la alfarería de Moveros una de las más apreciadas de España.