La gastronomía de Las Hedradas presenta gran variedad de productos, algunos de ellos surgidos de la influencia de otros lugares. De esta forma, de la cercana Galicia, los pastores y comerciantes trajeron el más popular de sus platos tradicionales: el pulpo a feira, cocinado aquí con cachelos, patatas cocidas que se le añaden como acompañamiento. A este se le unen el bacalao y las salazones, propios de Portugal. Pero no todo es ajeno, ya que a Las Hedradas pertenece la exquisita trucha de sus ríos. Y es que la cocina del lugar cuenta en su elaboración con productos autóctonos de gran calidad, entre los que destacan, además de estos pescados, unas exquisitas carnes de ternera alistano-sanabresa, tiernas y sabrosas, ricos platos de caza, destacando las carnes de ciervo y jabalí.
También sobresalen los productos de matanza: chorizos, salchichones, tocinos, mondongos, picadillo y jamones. Y el botelo, un embutido propio de la zona, elaborado con huesos de espinazo, costilla, rabo y lengua. Debe cocerse durante hora y media, y suele ir acompañado con cachelos. Algunas familias añaden berza o repollo cocidos. Aunque ya no se hacen matanzas, en Sanabria hay dos fábricas de embutidos que los elaboran, vendiendo el grueso de la fabricación de botelos a los vecinos de este municipio.
El buen comedor quedará satisfecho ante uno de los más ricos platos sanabreses: los habones, alubias de gran tamaño que se cultivan en la zona y que se guisan con tocino, morro y pata de cerdo. Además, también destacan otros platos, como el caldo sanabrés, elaborado con berza, las patatas con migas, la caldereta de cordero o el caldo galego, cuyo secreto es la pizca de unto. Este lleva berza o repollo, algún hueso de cerdo o ternera, un pedazo de jamón y un buen puñado de alubias pintas, algo que no se da en Galicia.
Otros productos de la tierra son las castañas, para comer crudas, asadas, con caldo de leche o en salsa, acompañando platos de carne; la miel de brezo, de sabor intenso y saludables propiedades; las setas, famosas en esta tierra por su gran variedad de especies y alto valor culinario; y las manzanas, con las que elaborar sidras y ricos postres. De estos últimos, destacan la manzana asada, la leche frita, los roscones, las pastas, las torrijas, los buñuelos o las fiyuelas. Todos ellos acompañados por un buen orujo de guindas o de hierbas, serán un delicioso punto final para una suculenta comida.