Pandero CuadrauEl instrumento musical más propio Peñaparda es el pandero cuadrado, que acompaña ineludiblemente todas las canciones festivas del pueblo. Este, denominado "panderu cuadráu" en el habla local, es un antiguo instrumento de origen asturleonés, aunque algunos especialistas aseguran que proviene del mundo musulmán. La opción asturleonesa es la que más se puede acercar a la realidad, ya que la distribución geográfica del instrumento es occidental y coincide prácticamente con la máxima extensión de la Corona Leonesa. El instrumento bajaría con las repoblaciones medievales durante la Reconquista. Además, de haber tenido un origen árabe, su extensión sería muy amplia dentro de la Península y se conservaría, especialmente, en el sur, donde más tiempo pasaron los musulmanes.

El pandero cuadrado es un instrumento de percusión, de la familia de los membranófonos. Se hace con piel de cabrito o de cabra vieja, curtida en un baño de sal y cenizas, lavada y conservada en agua con sal. Posteriormente, se cose sobre un bastidor cuadrado de madera, de unos 35 centímetros cada lado, en cuyo interior se disponen varias cuerdas de tripa tensadas de lado a lado, que actúan a modo de bordón. En ellas se cuelgan cascabeles o cencerros pequeños, acompañados por garbanzos o chinas, que sirven para acompasar cada uno de los toques. Además, los panderos cuadrados poseen un par de asas, en las que se introduce el pulgar de la mano que sujeta el instrumento y que ayuda, además de a la sujeción del mismo, al movimiento de la mano que sujeta.

Este se toca normalmente de pie, apoyando una esquina del pandero sobre el muslo de la pierna izquierda y esta sobre una silla baja, y, mientras la mano que lo sujeta con el pulgar lo percusiona con el resto de dedos por detrás, la mano libre lo golpea con una baqueta que en Peñaparda se denomina porra. Esta peculiar forma de tocarlo lo convierte en un endemismo musical y algo único en el mundo. Antiguamente en Peñaparda, casi todas las mujeres tocaban el pandero en reuniones de vecinos que se formaban en pequeñas fiestas familiares o de amigos, matanzas, recolecciones, descansos o tertulias. Mientras lo tocaban, las mujeres entonaban canciones típicas de El Rebollar, muchas de ellas cantadas en el habla de esta zona.

La popularidad de este instrumento es creciente, a pesar del estrecho marco geográfico al que se circunscribe, debido a la atracción que supone en la etnografía actual un elemento tradicional de esta índole y al juego musical que se obtiene con sus toques. La localidad, desde hace más de dos décadas, está empeñada no sólo en la conservación de la tradición sino en su promoción y difusión, consiguiendo que sea un instrumento único que va a más. Debido a este apego local por el instrumento, hoy existe una Asociación Cultural con el mismo nombre e, incluso, una fiesta local dedicada al pandero cuadrado, un evento consolidado como referente en el mundo del folklore. Además, los vecinos se han volcado tanto en la fabricación artesanal del mismo, como en la conservación de su forma de tocar y sus canciones. Una mención especial merece Isabelita que ha sido panderera de honor en 2017, una de las pandereras más famosas de la localidad, a quien debemos muchas de las canciones que hoy se conservan y cantan y que siguen vivas gracias a la memoria de mujeres fantásticas como ella (María, Máxima, Josefa, La Tia Gora fallecida a los 110 años y que hasta entonces seguía tocando el pandero…).

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