Las fiestas patronales se celebran el 10 de agosto, en honor a San Lorenzo. Durante estas, se realizan encierros, tanto en el interior del pueblo, como en el campo, espectáculos taurinos de todo tipo, degustaciones gastronómicas, actividades deportivas, juegos tradicionales, verbenas nocturnas y, por supuesto, la misa y la procesión dedicadas al Santo.
En febrero, durante tres días consecutivos, se celebran fiestas en honor a Santa Águeda, en las que las mujeres sacan en procesión a la Santa, amenizando el festejo con el acompañamiento de una charanga.
En mayo, los quintos mantienen la tradición de plantar un árbol cortado en la plaza del pueblo. Sin embargo, suelen hacerlo el día 15 y no el 1, como en otras localidades. El fin de semana siguiente, se celebra la Romería del Cristo de la Salud, en la que la imagen es sacada del templo para recorrer el pueblo y perpetuar la creencia de que cura enfermedades. Su cofradía, que tiene más de 200 años, mantiene el rito de la subasta en torno a la venerada imagen del Cristo. Una vez terminada la procesión, el Hermano Mayor subasta los cuatro banzos de las andas que portan al Cristo. Terminada la subasta, los cuatro agraciados meten al Cristo en la ermita.
Desde 2015 el Ayuntamiento está intentando recuperar la matanza tradicional. Durante dos días, en la plaza del pueblo, los participantes, con atrezo incluido, representan todo el proceso: sacrificar, chamuscar, descarnar, adobar, embutir… Y, por supuesto, realizan degustaciones gastronómicas de los alimentos que se consumían en esos días.
Otra de las tradiciones de Castrillo que se celebraban, junto con Cañizal y otros pueblos de la comarca, es la Recreación de la Batalla de Cañizal y de la Marcha Paralela, una serie de escaramuzas que tuvieron lugar en la comarca durante los días previos a la batalla de Los Arapiles. En la marcha paralela, los ejércitos napoleónico y aliado se encontraron en el río Guareña y caminaron de forma simultánea durante varios kilómetros, separados solamente por el estrecho río, sin llegar a entrar en batalla.
Los vecinos de la comarca se disfrazaban de soldados franceses, británicos, portugueses y españoles para recrear estos hechos históricos en los pueblos que fueron testigo de los mismos. Representaban la llegada del general Wellington, desfiles militares, izados de bandera y pequeñas escaramuzas. Todo esto se acompañaba con una serie de actos culturales y un homenaje a los caídos en la Guerra de Independencia.
La recreación se realizaba cada dos años, desde 2006, para potenciar el turismo y fomentar el acercamiento entre los pueblos.