La gastronomía de Hermisende presenta gran variedad de productos, algunos de ellos surgidos de la influencia de otros lugares. De esta forma, de la cercana Galicia, los pastores y comerciantes trajeron el más popular de sus platos tradicionales: el pulpo, cocinado a feira, según la forma tradicional gallega. A este se le unen el bacalao y las salazones, propios de Portugal. Pero no todo es ajeno, ya que a Hermisende pertenece la exquisita trucha de sus ríos. Y es que la cocina hermisendeña cuenta en su elaboración con productos autóctonos de gran calidad, entre los que destacan, además de estos pescados, unas exquisitas carnes de ternera alistano-sanabresa, tiernas y sabrosas, ricos platos de caza, destacando las carnes de ciervo y jabalí, y productos de matanza: chorizos, salchichones, tocinos, mondongos, picadillo y jamones. Además, también destacan otros platos, como el caldo sanabrés, elaborado con berza, las patatas con migas o la caldereta de cordero.
Desde tiempos inmemoriales, el vino se ha venido elaborando de forma artesanal. Existe una gran variedad de uvas, que, tras la desaparición de los viñedos, se extraen de parras altas. El aguardiente es otro de los productos que se obtienen tras la extracción del vino ya fermentado. La producción de ambos está destinada al autoconsumo, ya que no son grandes cantidades las que se obtienen, pero si de una calidad excelente.
Otros productos de la tierra son las castañas, para comer crudas, asadas, con caldo de leche o en salsa, acompañando platos de carne; la miel de brezo, de sabor intenso y saludables propiedades; las setas, famosas en esta tierra por su gran variedad de especies y alto valor culinario; y las manzanas, con las que elaborar sidras y ricos postres. De estos últimos, destacan la manzana asada, las torrijas, los buñuelos o las fiyuelas. Todos ellos acompañados por un buen orujo de guindas o de hierbas, serán un delicioso punto final para una suculenta comida.