El pueblo de Agallas celebra sus fiestas mayores, en honor al Santo Cristo del Buen Suceso, el día 6 de agosto. Actualmente, se ha recuperado la alborada o pasacalles, en el que los tamborileros recorren las calles principales, despertando a la gente y anunciando la proximidad de la Santa Misa a toque de tambor. Esta celebración termina con la procesión del Cristo por las calles de la localidad, en la que todos los vecinos participan. Antiguamente, la noche anterior se celebraba la víspera, en la que entonaban cánticos religiosos al Santo Cristo, a toque de campana.
El programa de fiestas dura dos semanas, siendo el más amplio de la comarca mirobrigense, y abarca todo tipo de actividades: bailes amenizados por grandes orquestas musicales, concursos, charangas, paellada popular y degustaciones gastronómicas, eventos deportivos y conciertos, manteniendo vivas también las tradiciones y el folklore.
En cuanto a sus tradiciones, Agallas sigue manteniendo vivas algunas de ellas, como la fiesta que hacen los jóvenes del pueblo tras la subasta de la leña que, previamente, les ha regalado el Ayuntamiento. O la celebración, el primer fin de semana de noviembre, de la tradicional Castañada, en la que el pueblo se reúne para comer castañas asadas. E, incluso, la costumbre de disfrazarse de Jorramaches, durante el Carnaval, usando ropas viejas y tapándose el rostro con máscaras. Así vestidos, los jóvenes del pueblo tiraban hormigas vivas a la gente para que les picaran. De hecho, para asegurarse de que las hormigas atacaran, las calentaban al fuego para enrabietarlas. También salía la vaca pinta, un jorramache con cuernos que perseguía a los niños y no tan niños.
Tampoco hay que olvidar otras manifestaciones del patrimonio inmaterial de la zona, como las diferentes coplas y canciones que cantaban los antepasados sagallejos. Entre ellas destacan las canciones de alborada, las canciones de los chorizos o las canciones del ramo. Estas últimas aún se siguen cantando en despedidas de soltera, la noche anterior a su boda. Los familiares las cantan dentro de la casa de la novia y los amigos e invitados a la boda lo hacen desde fuera. Esta ceremonia se hace junto a un ramo, un pino pequeño ataviado con decoraciones y dulces tradicionales. Tras las canciones, los familiares tratan de introducir el ramo en la casa y los invitados que están fuera intentan que no lo consigan. Si no consiguen meter el ramo dentro de la casa es una señal de mala suerte para los novios.