El pueblo se encuentra en un paraje de gran belleza, bañado por las aguas del embalse de Almendra y cercano a la vecina provincia de Zamora. El territorio que lo circunda está conformado por amplias dehesas de robles y encinas, salpicadas por zarzas, piornos, escobas y muérdagos, en las que las vacas pacen tranquilas y los rebaños deambulan al son de sus tintineantes cencerros.
Estos paisajes repletos de verdes prados, que contrastan con los tonos grisáceos de las cortinas, destellan con las lluvias de primavera y otoño y con los múltiples regatos, como el del Corzo, el de Mata Oscura o el del Pocico, y charcas que estas riegan. Algunas de las más conocidas son la de los Patos, la Encina, las Navas, Peñas Castilleras, Matalahorca, Resbaladera o Alberca. En 1958, la hidroeléctrica Iberduero comenzó el proceso de adquisición del espacio en el que iría enclavado el embalse. La construcción de la presa en 1970 no afectó en demasía al término municipal, ocupando menos del 10% e invadiendo el espacio comprendido entre el Escobalón, La Salve y Mata del Pilo. Ahora es una de las señas de identidad más representativas del municipio.
El clima que predomina en El Manzano posee las características típicas de la meseta: con cálidos veranos, prolongados y fríos inviernos y estaciones equinocciales cortas; climatología que permite la existencia de diversas especies de animales, como conejos y liebres, zorros, lobos, jabalís o algunos reptiles, y aves, como los milanos, las lechuzas o las cigüeñas. En sus múltiples lagunas y fuentes podemos observar la presencia de ranas, sapos y gran variedad de peces, como la carpa royal, la boga y el lucio.