La iglesia parroquial, de estilo románico, se halla al noreste del pueblo, en la zona más elevada. Rodeada por suelo empedrado, se levanta en sillería granítica bien escuadrada, frente a una higuera, alegoría del árbol de la vida.
El hastial oeste es liso, aunque un pequeño vano parecido a una saetera, y un arco semicircular embutido en el muro, que se corresponde con el abovedamiento de una capilla interior, rompen su uniformidad. Este posee una terraza abierta al exterior con espadaña-campanario de dos vanos gemelos con campanas en su interior. Remata en lo alto con un frontón equilátero sin decoración. La terraza está circundada por un pretil apoyado sobre una prominente cornisa. Se accede a ella mediante una torrecilla adyacente, cubierta a cuatro aguas.
Al sur un atrio cobija la entrada de acceso al templo, de arco semicircular, muy equilibrado y con grandes dovelas. Este atrio está encajado entre dos muros y soportado por dos columnas sobre antepecho de granito, con fuste liso y capitel con zapatas. La sobriedad tan castellana del exterior contrasta con un interior de imponentes arcos fajones algo apuntados que invitan al recogimiento y a la oración.
La iglesia es de única nave con prolongada cabecera recta, separada del resto del cuerpo por arco triunfal de medio punto con impostas decoradas con motivos vegetales diferentes en cada una de ellas. Tras el altar hallamos un atractivo retablo barroco sin policromar, con abundante decoración de hojarasca.
La nave está cubierta con techumbre de madera a dos aguas, soportada por grandes vigas longitudinales, mientras que el presbiterio posee un bello artesonado mudéjar, donde lo sagrado toma forma geométrica. A los pies, observamos el coro, realizado en piedra y madera y cobijado por un arco rebajado, sustentado por columna de orden toscano y cimacio decorado con bolas. Bajo este se abre una capilla, con bóveda de cañón y línea de imposta, que alberga una monolítica pila bautismal.
De indiscutible interés es el retablo pétreo con pinturas al fresco que se ha encontrado hace poco bajo el enfoscado del muro izquierdo de la nave. Destacan las formas de gran pureza y simplicidad en su representación, donde se aúnan la estética compositiva del gótico con las influencias bizantinas. Su estado de conservación no es muy bueno; no obstante, pese a la desaparición de algunos detalles, se mantienen visibles las líneas principales de la obra. Bajo un arcosolio de arco escarzano con decoración de cielo rojo estrellado en el intradós, podemos ver un arco de medio punto conopial. En su interior apreciamos a la Virgen con el Niño en mandorla, rodeada de ángeles, con Dios Padre en lo alto y los orantes a la izquierda. En el pétreo marco distinguimos otra imagen de María, penitente con las manos sobre el pecho, túnica blanca y manto azul.