Las fiestas patronales de Malva se celebran el día 12 de septiembre, en honor a la Virgen del Tobar. Los festejos religiosos comienzan ocho días antes, con la subida en procesión de la imagen de la patrona desde la iglesia hasta su ermita. Ese día, después del Rosario, se inicia el novenario y, por la noche, los vecinos y cofrades comienzan a hacer guardia para velarla durante las ocho noches. Estas guardias surgieron a raíz de dos robos que sufrió la ermita en el año 1977, razón por la que se trasladó la Virgen a la Iglesia de San Miguel. El día 12, tras la misa, se baja desde la ermita, en procesión por las calles del pueblo, y se lleva hasta la iglesia, donde ocupará el nicho central del altar mayor hasta el año siguiente.
Estas fiestas se completan con verbenas populares, conciertos, degustaciones gastronómicas, actividades deportivas, juegos tradicionales, una comida de hermandad en la que participan todos los vecinos de la localidad y un desfile de disfraces. Durante estas jornadas, se concentra un gran número de participantes, acudiendo no solo vecinos de la localidad, si no gran cantidad de devotos que convierten esta festividad en una de las tres advocaciones marianas más relevantes del Alfoz toresano.
El 5 de febrero se celebra Santa Águeda. Este día, las mujeres toman el bastón de mando, luciendo sus mejores trajes regionales. Reparten pastas y limonada y se pasean por el pueblo, cantando y bailando al son de la dulzaina y el tamboril y vacilando a los hombres con todo tipo de picardías.
El 15 de mayo se celebra San Isidro, patrón de los labradores. La imagen se saca en procesión hasta los campos con el objeto de bendecir los sembrados, ya que se cree que este santo tiene poderes sobre el viento, la lluvia y la sequía, factores muy importantes para una localidad eminentemente agrícola. Hasta 1972 se organizaba un gran baile con orquesta después de esta bendición.
El 17 de julio se celebra una fiesta en honor a Santa Justa. En ella, las mozas sacan la imagen en una corta procesión por las calles de la localidad. Algunos lugareños recuerdan este día con especial cariño, pues venía un heladero a repartir los helados que transportaba en dos bidones.
En cuanto a sus tradiciones, el pueblo sigue manteniendo vivas algunas de ellas, como la matanza del cerdo, a partir del mes de noviembre. Esta era uno de los grandes acontecimientos en las tierras de Castilla y León, ya que reunía a toda la familia y solía durar dos o tres días. Durante esos días todos los familiares ayudaban en las labores y comían productos de la matanza. Estas labores consistían en matar al cerdo, chamuscarlo, abrirlo en canal y destazarlo para, posteriormente, hacer chorizos, morcillas, las hojas de tocino, jamones, paletillas, lomos etc.