La arquitectura tradicional malvarisca se caracteriza por el uso del adobe y el enfoscado de barro. La mayoría de las viviendas están realizadas en tapial y suelen ser de una o dos plantas, aunque las más modernas pueden llegar a tener hasta tres, destinando la última al sobrao. Los muros están protegidos de la humedad con zócalos de piedra y algunos, dependiendo del poder adquisitivo, pueden estar realizados en ladrillo, dejando aparte el adobe. En algunos de sus edificios, encontramos escudos nobiliarios, pequeñas almenas, llamadores de puertas muy bonitos y balcones con recias rejerías.

El municipio cuenta con cuatro fuentes, ubicadas de forma estratégica en diversos puntos del pueblo. De estas, la más importante es la denominada como Pozo Bueno, una construcción del siglo XIX que abasteció de agua al pueblo hasta la década de 1940. En él hay una inscripción que dice: Durante siglos el pueblo calmó la sed con tus aguas y por eso para Malva serás siempre el Pozo Bueno. También hay varios pozos, con bóveda piramidal y puerta de madera, situados en las eras.

Destacan algunos edificios, como el antiguo transformador de luz, construido a principios de 1950. Se conserva en perfecto estado y servía para abastecer de energía al molino y al alumbrado público, en los primeros años en que Malva dispuso de energía eléctrica. También el conjunto de casas antiguas de la calle de San Juan, las antiguas paneras, los corrales, los pajares y, como no, los palomares.

Estas construcciones tan típicas de Tierra de Campos y Tierra del Pan se pueden encontrar diseminados por las cercanías del pueblo, dando una peculiar estampa al paisaje. Los palomares más cercanos al pueblo tienen una disposición diferente, con planta cuadrada y cubiertas inclinadas hacia un hueco interior, por donde entraban las palomas a los nidales. Aun así, los hay de varios estilos: de planta redonda, de planta cuadrada, de forma cilíndrica, de doble tejado y sencillo, de adobe y de ladrillo. A pesar de tal disparidad, armonizan entre sí por sus tejadillos escalonados y la pequeña torrecilla que los culmina.

Son importantes también las casetas de barro para guardar los aperos de labranza y el molino, una edificación de planta circular, en bastante buen estado, creada con la finalidad de moler el cereal que abundaba en el municipio con la fuerza del viento. Se encuentra cerca de la ermita y posee las formas de un escueto cilindro que tiende a cerrarse hacia lo alto, para marcar así la configuración de un tronco de cono. En la actualidad tiene una sola puerta, abierta hacia el sur y un tejado en única vertiente. Ambos, casetas y molino, acompañan a los palomares en la construcción de este bello y tranquilo paisaje rústico.