Al sur del pueblo, siguiendo el Camino del Contrabando, se llega al Penedo dos Tres Reis, un amontonamiento natural de grandes rocas que destaca sobre el entorno por su silueta aguda e inconfundible, ya que en su parte superior posee un hito bien visible. En una de sus caras, muestra una gran cruz, con una “E”, mientras que la cara opuesta incluye una “P”, con las que se ha señalado el punto exacto por el que pasa la frontera entre España y Portugal.
De la misma manera que entre los antiguos reinos de Navarra, Castilla y Aragón se reunieron sus respectivos reyes, a finales del siglo XII, para delimitar las fronteras orientales de la Península, en la parte oeste, y sin poder conocerse exactamente la fecha, se establecieron las fronteras de los reinos de Galicia, Portugal y León. Aunque la tradición afirma que se reunieron los reyes en este enclave, no hay pruebas de ello. No obstante, lo que sí es cierto es la delimitación territorial de los tres reinos, situación que, posiblemente, duró pocos años, ya que, después de la independencia de Portugal en 1128, el Reino de Galicia y el Reino de León se unieron para formar una unidad política contra el Reino de Castilla-Toledo. Con posterioridad, en el reparto entre descendientes reales se volvieron a dividir los reinos, siendo después unificados en la Corona de Castilla, aunque no perderían nunca su nombre hasta la desaparición del Antiguo Régimen en el siglo XIX.
El monumento consiste en tres monolitos pétreos que representan a los soberanos de los tres reinos, y al lado una larga hilera de once pináculos, de menor tamaño, para señalar la frontera. En una pradera cercana un abrevadero permitía al ganado de ambos lados de la Raya beber de sus aguas sin provocar conflictos territoriales. En la actualidad, en este punto convergen los términos del pueblo portugués de Moimenta, el gallego de Cádavos y el zamorano de Castromil.