El término de Almaraz de Duero es un terreno de gran riqueza paisajística y medioambiental, de gran variedad y contraste. El paisaje que predomina en el municipio es el de la estepa cerealista, típico de las comarcas de Tierra de Campos y Tierra del Pan, que se alterna con zonas de pastizal, matorrales, pequeños pinares y bosques de ribera. Destacan los cultivos de secano, campos de trigo, avena, cebada, que destellean con sus tonos anaranjados, mezclados con el verde de los chopos, el marrón de sus palomares y ese olor tan característico del tomillo y el romero.

Cascada de las PilasDeslumbrantes son las vistas desde el pueblo, que dibujan un paisaje abierto y llano, aunque con suaves ondulaciones que hacen que parezca que Almaraz se encuentre en un hoyo. Pero no todo es llanura en Almaraz, ya que cuenta con parajes singulares ligeramente accidentados, como los llamados Infiernos de Almaraz o las Pilas, conjunto de pequeñas cataratas que crea el Arroyo de Los Molinos y que caen justamente a la orilla del río Duero. Estas deben su nombre a sus tres saltos de agua principales, que forman dos grandes pilas. El agua corre prácticamente durante todo el año, siendo especialmente caudaloso en primavera, después de las grandes lluvias, ofreciendo entonces una imagen de singular belleza. Si no corre demasiada agua, se puede pasar incluso por alguna gruta.

Sin embargo, el paisaje de las Pilas no destaca solo por esto, sino porque se puede acceder a la misma orilla del río, en plenos Arribes del Duero, regalando al visitante un paisaje único, de gran inmensidad, donde es posible embeberse de la multitud de colores y sonidos que plagan este Parque Natural. Además, junto a las Pilas, hay un pequeño remanso de agua con una pequeña playa fluvial para los amantes de la pesca o los deportes náuticos. Y, por si todo esto fuera poco, en las proximidades de la cascada, se puede disfrutar de los restos del poblado perteneciente a los mineros que explotaron las minas de estaño de la localidad a finales del siglo XIX y principios del XX.

En cuanto a los Infiernos de Almaraz, es un paraje ribereño de especial belleza, junto al río Duero, jalonado en la orilla del pueblo por grandes peñascos, que la tradición local ha atribuido a la fuerza del infierno. Desde este lugar, se puede disfrutar de la dehesa sayaguesa, zona más llana en la que tradicionalmente se cultivan cereales. Este rincón es especialmente rico para los amantes de la ornitología, ya que anidan gran cantidad de aves, y contiene construcciones verdaderamente singulares, como el puente de Joyalada, los restos de una aceña conocida como La Catuja y Los Cañales, pequeñas acequias que servían para abastecer de pescado a la ciudad de Zamora.

Santuario Rupestre de San pelayoAdemás, el paraje de la ermita de San Pelayo está considerado como el inicio natural de los Arribes del Duero. De hecho, el término de Almaraz posee casi 10 kilómetros haciendo límite con este Parque Natural, donde se puede disfrutar del río encañonado entre grandes peñascos. Los parajes más bonitos para disfrutar de esta maravilla de la naturaleza, aparte del de la ermita, son el Pico del Barco y Garulla.

Al encontrarse en el Lugar de Interés Comunitario (LIC) de Cañones del Duero y de la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) del mismo nombre, su diversidad faunística es excepcional. El clima peculiar de la zona y sus incipientes cañones proporcionan el adecuado refugio y tranquilidad de los animales salvajes. Entre la avifauna destacan las avutardas, los sisones, las perdices, las palomas torcaces, las alondras, las ortegas, los mochuelos, los aguiluchos y las calandrias, que surcan sus campos y cielos, para deleite de los ornitólogos. En cuanto a los mamíferos, están el zorro, el jabalí, la nutria, el conejo, la liebre, el corzo, el gato montés y la musaraña. También vemos lagartos, lagartijas, culebras, salamandras, ranas, tritones y sapos y gran variedad de peces, entre los que destacan las carpas, las bogas, los barbos, los lucios, las tencas, los cangrejos y las anguilas. Muchas de estas especies están protegidas, lo que convierte a Almaraz de Duero en un destino único para los amantes de la naturaleza.

Todos estos paisajes, con amplias llanuras cerealistas, valles encajonados y saltos de agua, rinden homenaje al ciclo de la vida, tiñendo el horizonte con contrastes verdes, dorados, ocres o blancos, acordes a cada estación del año, otorgando una belleza especial al municipio.

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