Las fiestas más concurridas de Almaraz tienen lugar durante la primera semana de agosto, en honor al patrón de la parroquia, El Salvador. Estos festejos sirven como excusa para que muchos de los hijos y descendientes del pueblo que viven lejos de estas tierras vuelvan para renovar viejos lazos con sus orígenes, su familia y sus amigos. Estas festividades están acompañadas por gran cantidad de actividades deportivas y lúdicas, verbenas nocturnas y tradiciones, siendo una de las más importantes la Danza de Palos.

Las fiestas patronales se celebran durante el fin de semana más próximo al 9 de mayo, en honor a San Pelayo. Antiguamente, gentes procedentes de todos los pueblos de la zona acudían en romería hasta la ermita de San Pelayo y San Gregorio Nacianceno, transportando al Santo en una larga procesión. La romería desapareció al derruirse la ermita, sin embargo, siguen siendo las fechas principales para el pueblo y sus descendientes. En la actualidad, después de la misa, la procesión y la bendición de panes, suele haber juegos infantiles, competiciones deportivas, teatro y otras múltiples actividades. Además, los vecinos, acompañados por una charanga, acuden hasta el lugar donde se encontraba la ermita, para pasar una jornada de convivencia campestre, en recuerdo de la antigua romería. Por la noche destacan las verbenas que inician la temporada festiva de la comarca.

Otras fiestas de interés son las de Navidad, organizadas por los quintos, con varios días de verbena y cotillón de fin de año. También, el Ofertorio del primer Domingo de Octubre y las celebraciones de las Cofradías de Santa Cruz, el 3 de mayo, y San Antón, el 17 de enero. Estas son las dos únicas cofradías no relacionadas con la Semana Santa que se han conservado. Esos días, los hermanos de las cofradías, después de la misa y procesión suelen pasar la jornada reunidos, comiendo en hermandad.

En cuanto a sus tradiciones, el pueblo sigue manteniendo vivas algunas de ellas, como la matanza del cerdo, a partir del mes de noviembre. Esta era uno de los grandes acontecimientos en las tierras de Castilla y León, ya que reunía a toda la familia y solía durar dos o tres días. Durante esos días todos los familiares ayudaban en las labores y comían productos de la matanza. Estas labores consistían en matar al cerdo, chamuscarlo, abrirlo en canal y destazarlo para, posteriormente, hacer chorizos, morcillas, las hojas de tocino, jamones, paletillas, lomos etc.

También, una arraigada costumbre del pueblo, celebrada durante la noche del 30 de abril al 1 de mayo, es la de poner el mayo. Esta ancestral tradición se ha conservado casi intacta en Almaraz. Los quintos van por la tarde a talar un gran chopo, que suele medir más de veinte metros, y lo llevan hasta la plaza del pueblo. A las 12 de la noche, ayudados por familiares y vecinos se encargan de levantar el árbol (mayo) en la plaza de manera tradicional, con tres grandes sogas y la ayuda de unas escaleras. Después de poner el mayo, los quintos invitan a un refresco y organizan una fiesta para el pueblo.

El árbol, desnudo de ramas y provisto únicamente de la copa adornada con un pelele, permanecerá en la plaza hasta la media noche del último día del mes de mayo. Ese día se tala y los quintos queman la copa y el pelele. Se cree que esta tradición tiene su origen en los pueblos celtas, quienes daban por terminado el invierno y recibían la primavera por estas fechas. En torno al mayo, se solían reunir mozos y mozas, con bailes y pequeñas fiestas para celebrar, de forma prematura, los bienes que traería el campo.