Terraduero


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Casa Do Cura en hermisendeEl casco urbano de Hermisende, de calles angostas para defenderse del invierno, conserva gran parte de la arquitectura típica de la zona de la Alta Sanabria. Sus inclinadas calles constituyen una clara referencia de la zona montañosa donde nos encontramos. El pueblo está dividido en un núcleo central, formado por la calle de la Iglesia y la salida hacia el Tolaco; y varios barrios, como el de Sampayo, el Fondo de Vila, el Otero y la Lama.

De Hermisende, destacan sus pequeñas casitas, cuya silueta, enmarcada por las cumbres cercanas que parecen proteger al pueblo, está perfectamente integrada con el entorno natural. Esta es una arquitectura marcada por los materiales disponibles –piedra, pizarra y madera-, la orografía de montaña y el áspero clima.

La primitiva casa es una construcción de una única planta rectangular, en la que se encuentran la vivienda familiar y la cuadra, de pequeñas dimensiones. A medida que las necesidades familiares crecen, se van adosando nuevas construcciones en torno a patios y corrales. Posee escasas y pequeñas ventanas en sus enormes paredes, de granito y cubiertas con louxas de pizarra. Durante largo tiempo, se repudió esta arquitectura popular e incluso la piedra se ocultaba tras cal o pintura. Afortunadamente, de un tiempo a esta parte se está produciendo una recuperación del aspecto tradicional y las nuevas construcciones se mantienen acordes a la piedra, madera y pizarra de antaño.

La necesidad de ampliar la vivienda origina una casa con dos plantas, introduciendo nuevos elementos como la escalera, de madera o piedra, ubicada en el exterior para que no ocupe parte del espacio interior, y los corredores, donde desemboca esta, presentes siempre en la parte más soleada, sostenidos por canecillos, cerrados, semiabiertos o abiertos y utilizados como secadero de legumbres o ropa, almacén de productos o leñera. La planta inferior solía estar destinada al ganado, aprovechando el calor de los animales para calentar la planta superior, que era la vivienda como tal. En el interior, la vida se organizaba en torno a la cocina y el fuego. Junto a él se situaban los utensilios de cocina, bancos donde sentarse, una mesa y al menos un arca que servía de panera y despensa. Robustez y fortaleza muestran estas construcciones contra los rigores del invierno.

Una de las viviendas más llamativas de Hermisende es A Casa do Cura, denominada así porque sirvió de alojamiento al párroco del pueblo durante más de 60 años. Convertida actualmente en centro de turismo rural, está construida en piedra, con enormes paredes y un generoso balcón, sujeto por ménsulas labradas que representan figuras fantásticas.

Pajar Tradicional en HermisendeDe gran importancia para la vida rural eran las construcciones comunales: hornos, molinos, fraguas, fuentes, puentes, chozos de pastores, presas, etc. Todos ellos los podemos encontrar en Hermisende, en mayor o menor medida, pero siempre realizados con los materiales típicos de la zona.

Hornos: en el pueblo había cinco hornos comunales, uno para cada barrio: Sampayo, Barreada de la Iglesia, Forno da Fonte, Fondodevila y Outeiro. De los citados, el de la Fuente todavía permanece en uso en la actualidad, dos muestran un estado de conservación deficiente (Sampayo y Outeiro) y del resto solo queda su memoria, ya que fueron destruidos en la segunda mitad del siglo XX.

A diferencia de otras zonas de la comarca sanabresa, en las que los hornos estaban situados dentro del hogar, en el municipio, salvo dos, el resto de los hornos documentados se ubicaban en el interior de edificaciones construidas para tal fin, siendo propiedad de varios participantes o copropietarios. La construcción destinada a horno es extremadamente sencilla y funcional. Mantiene en cuanto a materiales y técnicas constructivas las mismas que las referidas a la arquitectura tradicional del municipio. De planta rectangular o cuadrada la mayoría, todos presentan cubiertas de pizarra a dos aguas. Generalmente disponen de un único vano, el de la puerta de entrada, y también un pequeño vano de iluminación y ventilación.

Molinos harineros: Hermisende posee ocho molinos hidráulicos pertenecientes a los vecinos del lugar, quienes compartían la propiedad y se repartían los turnos de molienda. Las referencias documentales más antiguas que tenemos relativas a estas construcciones en el municipio son de la primera mitad del siglo XIX. Cinco molinos estaban asentados sobre el río Tuela (Molinos de la Faceira de arriba y de abajo, Molino del Carrizal, Molinop del Salgueiral y Molino del Miedo) y tres sobre el río Pequeño (Molino Piornedo, Molino de As Pontes y Molino de la Fraga). La mayoría de ellos se encuentra en estado de ruina, sobre todo los situados en las orillas del río Tuela, debido a una gran riada que los destruyó a finales de los años 80. El Molino del Miedo aún conserva la edificación y algunos elementos de su maquinaria.

La estructura del edificio es sumamente sencilla, de planta cuadrada o rectangular, con una cubierta a dos aguas, mediante una estructura de madera cubierta de paja, siendo sustituida por pizarra. Se distinguen dos alturas, el nivel superior que es la sala de molienda, donde se sitúan los mecanismos de trituración, situado siempre a nivel del suelo, y el inferior que alberga parte de la maquinaria fundamental del molino. Los únicos vanos abiertos en el muro son los de acceso a la sala de molienda y los de entrada y salida del agua. En ocasiones presenta un pequeño ventanuco de iluminación.