Terraduero


El pueblo muestra un plano concentrado, pues la mayoría de sus viviendas se agrupan en torno al casco urbano. Este queda dividido en dos partes, unidas por pontones, por el Arroyo de los Molinos. Sus calles mantienen la fuerza del ayer, entremezclada con la contemporaneidad de modernas construcciones que imprimen un carácter vivo al pueblo.

Arquitectura TradicionalLas construcciones populares urbanas se han venido haciendo tradicionalmente con los elementos que el propio terreno proporcionaba. No obstante, los avances, tanto técnicos como sociales, han repercutido en las construcciones tradicionales, conservándose muy pocas estructuras puramente castellanas. Estas se caracterizan por el uso de la piedra para la cimentación y el tapial y el enfoscado de barro, como elementos principales para las paredes, que disponen de escasas ventanas. Para la cubierta, se utilizaban vigas de madera, unidas por otras más pequeñas llamadas quinzales, cerrando el tejado con la típica teja árabe de barro cocido. Los suelos se cubrían con pizarra, así como el remate de los muros. Puertas y ventanas se rodeaban de piedra arenisca local, con dinteles tallados que datan del siglo XIX. Las chimeneas, siempre eran de ladrillo, que procedía de los antiguos tejares que debía haber en el pueblo.

La mayoría de las viviendas, en su mayoría de labradores, suelen ser de una o dos plantas, aunque las más modernas pueden llegar a tener hasta tres, destinando la última al sobrao. La parcela solía ser de grandes dimensiones, con un gran corral, al que se accedía directamente desde la calle a través de puertas carreteras y en el que se encontraban la tenada, los establos y comederos. Este daba acceso a un recibidor desde el que se pasaba a los dormitorios, a la cocina, a la despensa y a la escalera para subir al sobrao. 

Destacan varios edificios del municipio, por su importancia en tiempos pasados: molinos, fuentes, puentes, cuadras, corrales, pajares, palomares, cortinas, cercados, casetas de pastores, chiviteros, etc. Todos ellos los podemos encontrar en Almaraz de Duero, en mayor o menor medida, pero siempre realizados con los materiales típicos de la zona. Algunos de los más importantes son:

PalomarLos palomares: Estas construcciones tan típicas de Tierra de Campos y Tierra del Pan se pueden encontrar diseminadas también por las cercanías de Almaraz de Duero, en eras y campos, dando una peculiar estampa a su paisaje. Antes había un gran número de palomares, con varios siglos de antigüedad, aunque en los últimos años han desaparecido muchos. Generalmente, son construcciones cerradas al exterior, robustas y adaptadas al clima. Se construían con fábricas similares a la de las casas de los labriegos, a base de piedra y tapial, con una estructura de planta cuadrada, tejado a un agua y pizarra rematando los muros. Solían tener un revestimiento exterior de cal para protegerlos de la humedad. Durante siglos fue signo de las clases más pudientes, ya que estaba destinado a la cría de pichones, aves que han formado parte de los hábitos alimentarios del pasado. En la actualidad, conforman uno de los ejemplos más valiosos de la historia de la localidad, aunque su abandono amenaza con llevarlos a la ruina.

Fuente RomanaLa Fuente Romana: Esta fuente es el monumento más antiguo de la localidad. Algunos atribuyen su construcción a los romanos (siglo II), sin embargo, podría tratarse de una fuente de época románica (siglos XII o XIII). Es de grandes dimensiones, construida a base de sillares de piedra, en forma de caseta, con un arco de medio punto en la entrada, tejado a dos aguas e interior abovedado con una cúpula de piedra. Cuenta con un pilón en la parte delantera, donde abrevaban los ganados locales, y está asentada sobre un excelente manantial del que apenas ha faltado nunca el agua.

El Puente de Joyalada: Este puente, también llamado de Los Infiernos, es una construcción del siglo XVIII, realizada en pizarra. Posee un solo arco de medio punto, entre el que discurre el Arroyo Joyalada, que da nombre al mismo. Abierto al tráfico en la actualidad, fue restaurado en 2010, con el objetivo de paliar los graves desperfectos ocasionados por las avenidas de agua.

MolinoLa Aceña del Saceo: Con este nombre se conoce al antiguo molino, construido entre los siglos XVII y XVIII. Esta construcción de planta cuadrada, realizada en mampostería y pizarra, utilizaba la energía que le proporcionaba el río Duero para moler el grano producido en las localidades próximas, dando como resultado la harina que servía como base alimenticia de la mayor parte de la población. En la actualidad, aunque desprovisto de tejado y de la maquinaria que servía para moler, aún se mantiene en pie, en un paraje repleto de paz a orillas del río, situado entre alamedas donde se avistan las dehesas sayaguesas y se disfruta del discurrir del agua que, en esta zona es especialmente vivo. De la aceña de La Catuja sólo quedan algunas ruinas.