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Boada posee un plano concentrado y desorganizado con calles angostas. En estas podemos observar dos tipos de viviendas: modernas de tipo francés, de dos plantas, con enlucido de yeso y batientes de madera al exterior, o tradicionales, realizadas en piedra y teja árabe, con vanos remarcados por sillares de granito.
Estas últimas no disponen de fachada simétrica, son de planta baja y tienen irregulares tejados a dos aguas, con mayor pendiente hacia uno de los lados. Algunas conservan las adyacentes dependencias agropecuarias: corrales, gallineros, cuadras, paneras, etc. Sus vanos son adintelados y, en ocasiones, se cubren con tejaroz volado o pórtico. Aún existen construcciones de adobe, la mayoría en ruinas, que certifican la variedad de la arquitectura popular en la zona. Destaca sus veletas, muy comunes en Boada. La mayoría posee originales formas bien trabajadas: cruces floreadas, gallos, charros a caballo, bueyes, jugadores de futbol, etc.
En el centro del pueblo se encuentra la Plaza Mayor o del Concejo. Aquí vemos la iglesia parroquial, el Ayuntamiento, edificio de granito de nueva planta, y la torre del reloj, con basamento de sillares de granito bien tallados, puerta adintelada en la cara este y vanos en los sucesivos paños. El cuerpo superior, más pequeño, alberga el reloj y está rematado con pronunciada cornisa. Tiene una pequeña terraza donde se asienta la estructura que sujeta la campana. Más allá está la Plaza Vieja, presidida por un pequeño jardín con bancos y una fuente de vaso circular y pilar central, compuesto por un pie y una concha.
El municipio también cuenta con varios pozos, como el de la Estación o el del Señor Ramiro, y fuentes, como la Nueva, obra del siglo XVII soterrada en parte, realizada con sillares de granito en el interior, imposta moldurada y cubierta por bóveda semicircular de ladrillo; la Chica, con su rustica estética de largos bloques de granito; o el Pozo de Beber, pilón con tres vasos sucesivos. Este último es el más popular; se construyó para dar suministro de agua potable a los vecinos y al mismo tiempo servir de abrevadero para el ganado. Según Gómez Moreno, en la Dehesa de Porciones existía una poza con aguas medicinales.
Al noroeste del casco, encontramos el nuevo depósito de aguas, de planta circular, realizado en ladrillo sobre zócalo de piedra. Cerca del cementerio, se halla la sencilla Ermita del Cristo, con planta cuadrada, cubierta a cuatro aguas y puerta adintelada. Más allá, encontramos las ruinas del viejo caserío de la Zarza. Hoy los gruesos muros de mampuesto revocado, mezclado con cantos y sillares mal escuadrados, están invadidos por zarzales que no cesan de crecer.